jueves, 30 de agosto de 2012

Capítulo 2

Psique se disponía a salir por la puerta cuando escucho ruidos en el exterior, quería salir y conocer donde estaba y por qué estaba allí, pero mientras agarraba el pomo de la puerta empezó a escuchar unas voces que resonaban en su cabeza a causa del mareo que sentía, podía distinguir una voz femenina y otra masculina, la mujer estaba hablando de un castigo que debía realizar el hombre a una muchacha. Aunque se moría de ganas por conocer donde estaba, algo dentro de ella la impedía salir, quería volver a su casa a cuidar de su madre enferma y en su afán por salir de allí se acercó a la ventana más próxima a ella, pero antes de mirar lo que había mas allá de la ventana, se paró un segundo para mirar la estancia, se trataba de una habitación con las paredes de mármol blanco con columnas corintias como soporte del techo transparente de cristal. Psique jamás había visto tanta belleza en un sólo edificio, ni un cristal sin impurezas como aquel que hacía de techo.
Cuando Psique se dispuso a salir por la ventana y se acercó para ver cómo salía de allí y no pudo creer lo que veían sus ojos, bajo el piso no se encontraba nada, mas que aire, de pronto las esculturas de la pared que se encontraba a sus espaldas empezaron a moverse, Psique no podía creerlo, las esculturas se movían por las paredes como si quisieran contarte una historia, Psique se frotó los ojos suavemente, la mujer de la pared era la más bella que ella había visto nunca de repente apartó los ojos de la mujer y vio un hombre que se escondía tras unos matorrales, por las paredes empezaron a perseguirse las figuras, parecían dos jóvenes enamorados pero ambos de una belleza singular jamás había visto tanta belleza en unas paredes. Debo estar soñando, pensó Psique, pero de repente, mientras ella estaba absorta en sus pensamientos se abrió la puerta y sintió como si se le parara el corazón del susto, saltó y cayó sobre la cama. Aquel hombre que había abierto la puerta le recordaba a alguien que ella conocía, juraría haberle visto en algún lugar, pero ¿Cómo era eso posible? Este hombre era aun más guapo que  la escultura que acababa de ver en las paredes y si le hubiera visto se acordaría, sin embargo, le recordaba a alguien que no acertaba a adivinar.
-Hola no me temas por favor- dijo eros lo más pausado posible, él sabía que a los humanos les costaba mucho asimilar las cosas a veces y no sabía como debía presentarse.
-¿Por qué iba a temer nada?, ¡sólo estoy aquí lejos de mi pueblo en un palacio sobre las nubes, con paredes que tienen esculturas que se mueven! ¡a si que no tengo razones para temer nada! ¿verdad?- Psique cada vez estaba más alterada.
-Siéntate por favor, te explicare todo cuanto pueda
-¿Esperas simplemente que me siente así sin mas? ¿Como he llegado hasta aquí? No se quien eres, pero antes de sentarme y tranquilizarme merezco alguna explicación o empezaré a chillar hasta que alguien venga en mi ayuda.
-Oh nena, creeme que eso no estaría nada bien, nadie va a venir a salvarte aquí en todo caso si alguien viene tu estarás perdida y no habrá ninguna explicación que poder darte. Ahora por favor siéntate, cálmate o haz lo que mas desees pero simplemente mantente lo más callada posible mientras te doy las explicaciones que me has pedido. Estas aquí por que yo te he traído, sin más, estabas en peligro y yo simplemente te estoy protegiendo por que a veces se me da estupendamente meterme en problemas y portarme como un autentico gilipollas.
-¿Por qué estoy en peligro? y ¿por qué te estas metiendo en problemas?
-Creeme nena ya has recibido más explicaciones de las que debía proporcionarte, por tu seguridad te quedaras conmigo o me veré obligado a raptarte y tenerte cautiva por tu bien.
-Deja de llamarme nena, ¡no soy tu nena ni la de nadie! y no me quedaré aquí solo por que tu lo digas, encontraré una forma de salir de aquí
De repente Eros, analizando las palabras de Psique calló en la cuenta de que ella era sólo una mortal, no sabía salir de allí por si misma, solo los dioses sabían y ella necesitaría su ayuda para salir de allí. Aun así su dormitorio no era un lugar seguro para ella, no con su madre merodeando por los alrededores y Psique amenazando con gritar. Estos mortales no saben nada, pensaba Eros, pero mirándola de reojo sabía que tenía que proteger a Psique, a esa dulce mujer que trataba inocentemente de escapar y mirándola se le ocurrió una idea, la llevaría junto a él a algún sitio lejos de su madre, pero antes de pensar eso, pensó que debía dormirla primero para mantenerla callada y sin rechistar, luego ya pensaría en los detalles insignificantes eso era lo de menos. Usando sus poderes la durmió y la dejó tumbada en la cama mientras que pensaba con que tío o primo podía pasar una temporada. Hades me guardará el secreto, pensó Eros, al fin y al cabo el conoce el amor, salvó a Perséfone de su madre por amor sabiendo que de ese modo se enemistaría con el resto de los dioses y además odia a mi madre por causar tantas desgracias y llenar el inframundo, allí es donde debo ir mientras pienso un lugar más acogedor y fuera del alcance de mi madre donde poder dejarla.
Se dirigió al inframundo dispuesto a tratar con Hades en uno de sus peores momentos, ya que podía ser un hombre muy exasperante cuando se lo proponía se quedó en la puerta de sus estancias privadas y llamo levemente para no molestarle. Hades se levanto y abrió la puerta, pocas veces llamaban a ella y siempre que lo hacían él salía ganando ya que se trataba de algún dios o semidiós que quería pedirle un favor y a cambio tendría que ceder algo, pero cuando vio quien se encontraba detrás de la puerta la idea le gustó aún más ahora el hijo de afrodita le debería un favor, pero cuando la luz de su estancia iluminó a Eros ya no le pareció tan llamativa la idea, el muy cabrón le había llevado a una mujer y eso seguro le traería problemas con Perséfone.
-¿Qué haces aquí? y ¿A qué has venido?
-Necesito tu ayuda, me he metido en líos con mi madre y si no salvo a Psique mi madre me obligará a lanzar una de mis flechas de plomo contra ella.
La idea estaba volviendo a parecer interesante a Hades que observaba con recelo a Eros.
-¿Qué necesitas exactamente? Sabes que nunca prometo nada si no salgo o ganando y en este momento no veo en que me compensa a mi meterme en vuestros líos familiares
-Necesito protegerla ya te lo he dicho, llevándola lejos de mi madre aunque sea por un corto espacio de tiempo, luego prometo buscar otro lugar donde poder esconderla pero de momento esto es lo único que se me ha ocurrido, además protegiéndola enfadaras a mi madre, que es algo que se que te encanta aunque no lo admitas delante mía.
-Está bien puedes quedarte aquí pero solo durante unos días y ella no puede saber donde está o se quedará aquí para siempre y no precisamente en mis estancias
En ese momento aparece Perséfone bajando las escaleras con un camisón de satén especialmente corto, algo que los griegos de esta época jamás podrían imaginar ya que nosotros podemos ver todo lo que ha sucedido y sucederá siempre que no tenga nada que ver con nosotros, por eso se nos deja tener nuestros juguetitos en el Olimpo, donde muchos de ellos como los móviles no tenían sentido.
-Hades deja ya lo que estés haciendo y sube arriba conmigo- De repente se paró en seco y me miró a Eros dándose cuenta de que no estaban solos en la habitación- ¿Qué haces aquí? ¿Tu mami te ha echado de casa y vienes en busca de ayuda?
Odio cuando esta mujer me trata como un niño, pensó Eros, y mientras pasaban  por su cabeza contestaciones, ninguna de ellas de su agrado Hades dijo:
-Deja al chico esta vez está de nuestro lado, contra su madre o por lo menos huyendo de ella a si que vamos a aprovechar nuestro momento de gloria por un rato. Vamos a enseñarle donde se puede quedar.

domingo, 29 de abril de 2012

Primer Hot dream


En el trabajo no paraban de mirarse pero lo que  les había unido de verdad era una red social. Todas las noches se conectaban y se esperaban para poder hablar, Amanda pasaba el día deseando hablar con él pero hoy le odiaba con toda su alma, después de 3 meses tonteando , ahora el había decidio que lo mejor era pasearse por la oficina con una morena despanpanante, y ella se sentía terriblemente desilusionada, ¿Cómo era posible que él hiciera eso? ¿Acaso no la quería? Ella se habría jugado la mano por afirmarlo, pero ahora viendole de la mano con aquella morena se daba cuenta de que se había engañado a si misma creyendo fantasías que jamás habían sido reales. Lo peor era que esa noche ambos tenían que ir a una cena de la empresa con su correspondiente fiesta hasta las tantas. Ahora no tenía ni las más minimas ganas de asistir, se había comprado un vestido perfecto para la ocasión, largo hasta el suelo y con un escote en V sugerente, pero sutil, ya que esta cena era crucial para la empresa, porque una empresa china quería hacer negocio con nuestra firma y llevarla allí lo que abría un nuevo mundo de posibilidades, pero como sabía que iba a estar él, se había comprado la lencería más bonita que había ese día en Women Secret, había comprado unos ligueros con unas medias, a juego con un tanga y un sujetador negro de encaje. Pero ahora no quería usarlo no le apetecía hacer nada, bueno si, quería coger la tarrina de helado de chocolate y acabarla hasta que sólo quedara el cartón y tirar por la borda los 2 meses de dieta estricta que llebaba. Pero en vez de hacer todo esto decidió que se pondría la ropa y sacaría todos sus encantos diespuesta a enseñarle lo que se había perdido.
A las ocho y media pasó a recogerla un coche de la empresa y supo desde el instante en que llegó que el estaba ya dentro sentado, esperándola. Terminó de hecharse el pintalabios y empezó a andar con paso firme y elegante aunque sus pensamientos eran de todo menos eso. Finalmente llegó al coche, abrió la puerta y el estaba allí dentro, más guapo que nunca, cuando le vio casi se le para el corazón, pero decidió seguir firme y no andarse con tonterías ya no perdería más el tiempo con el. Se metió en el coche y el conductor empezó a dar marcha atrás para poder salir de la calle que era sólo de un sentido, ella no quería mirarle, a si que decidió mirar por la ventana, pero esto tenía un gran fallo si miraba la ventana veia su reflejo y eso hacía que ella se excitara, recordando todas las veces que se había imaginado junto a él en otras muchas situaciones, muy diferentes al momento actual.
-¿Has decidido no hablarme?- Preguntó él intentando entablar una conversación con ella.
-No hablo con personas que parecen haberme olvidado- Ella habló con todo el desprecio que podía haber en su tono y siguió aun sin dedicarle una mirada
-No te entiendo, ayer estabas bien conmigo y hoy no se que te pasa
-¿Cómo que no lo sabes? Tal vez no seas tan inteligente como había pensado
En ese momento el decidió que era mejor no hablar, pero no podía evitar mirar  sus pantorrillas, en plena discursión ella había movido las piernas de tal manera que sin darse cuenta había dejado a la vista el liguero en el que tenían fin sus medias. Miraba de reojo sin poder evitar pensar en lo que le gustaría poder quitarle el vestido precioso que llevaba y descubrir que se escondía debajo, hacía cinco meses que el la vio pasar por la puerta principal del despacho del director porque quería seguir sus prácticas en la empresa, desde aquel momento el no había podido parar de pensar en ella, en su forma de mover las caderas al andar y en ese precioso trasero que se le aparecía en sus sueños más eróticos.  De pronto el coche se paró y la puerta trasera se abrió, era el momento de salir y dirigirse hacía el restaurante, pero era el peor momento del mundo para que pasara esto ya que él no sabía como iba a poder disimular el bulto que tenía en el pantalón y aun menos sabía como iba a poder contenerse toda la noche con ella a su lado y sin poder tocarla.
Salió del coche esperando que nadie se fijara en él ni en el bulto de su pantalón y ambos juntos entraron en el ascensor, habían quedado con los empresarios en un hotel que en la planta 11 tenía un restaurante en el que se comía la mejor carne de la ciudad. Entraron juntos en el ascensor y comenzaron a ascender, pero de pronto el ascensor se paró, se encendieron las luces de emergencia y ellos se quedaron atascados dentro. En aquel momento él aprovechó para hablar:
-No entiendo por que estas así , pero esta mañana me hubiera gustado presentarte a mi hermana.
De pronto ella se dió cuenta de lo que realmente había sucedido, y le miró por primera vez en lo que llevaban de día a los ojos
-Lo siento no sabía que era tu hermana sino hubiera ido a saludar yo
-¡Ah! Con que eso era lo que te pasaba. Pensabas que era otra persona- De pronto él también se dió cuenta de lo que había pasado- Lo siento debería de habertelo dicho antes- Pero sin poder acabar la frase ella se acercó a el y le besó.
Despúes de casi tres meses esperando ese beso, sus lenguas se juntaron en un beso pasional y lleno de deseo, de repente el se separó de sus labios y dijo:
-Creo que estas apunto de hacer mis sueños realidad
-¿Qué sueños? -preguntó ella por saber si era posible hacerlos realidad
-Estos- En vez de contestarla, pusó sus brazos alrededor de ella y comenzó a desabrochar su vestido. De pronto el vestido se estendió por el suelo, pero el no fue capaz de verlo, toda su atención se centraba en lo que se había encontrado antes bajo el vestido y que ahora quedaba a la luz, su maravilloso conjunto de encaje hizo que notara aun mas presión en su pene, sintiendo que iba a estallar de un momento a otro. Ella comenzó a besarle con más pasión y a desabrocharle el pantalón, y en ese momento se dió cuenta de lo duro que estaba y quiso sentirlo dentro, y que él pudiera sentirla también, él de pronto comenzó a lamer sus pezones provocando que ella llegara al orgasmo, pero este no era él fin el deseaba darle todo lo que pudiera y quería llegar con ella al orgasmo, los dos unidos en uno. Sin detenerse más le quitó toda la ropa interior, pero paró un segundo antes para que esa imagen se le quedara grabada en la memoria y no pudiera olvidarla nunca. Ella hizo lo mismo, le quitó la ropa hasta que no quedó nada de ella y le contemplo en todo su esplendor, aquel era un hombre maravilloso que llevaría a cualquier mujer a la locura, pero ahora solo deseaba ir con el a esa locura. De repente ella se agachó y el se quedó observandola, ella sacó un preservativo del bolso que llevaba y comenzó a ponerselo, y cuando él sintió las manos de ella recorriendole sintió un escalofrío qu recorrio todo su cuerpo, su tacto era el cielo si es que existía dicho cielo. Sin poder evitarlo la agarró y la apolló sobre la pared, subiendola a la altura de sus caderas, ella se inclinó para besarle mientras el la llenaba y gimió en su oido. El placer que la estaba provocando debía estar prohibido o al menos eso penso ella. El comenzó a embestirla cada vez con más fuerza al sentir que sus respiraciones se aceleraban y de repente ella dijo:
-Vamos cariño, llevo esperando esto tres meses, no me hagas esperar más
El empezó a embestir aun con más fuerza y ella a gritar del placer, y de repente ambos llegaron juntos al orgasmo de una manera en la que ninguno de los dos lo había hecho nunca antes, y se quedaron allí entrelazados el uno con el otro.
De repente volvieron las luces y el ascensor comenzó a moverse y ninguno de los dos supo que hacer, quedaban nueve plantas pero no les daba el tiempo necesario para vestirse y arreglar los desperfectos, pero el ascensor se volvió a parar en la planta cinco y otra vez llegaron las luces de emergencia. Decidieron vestirse y recoger todo, además gracias a dios el ascensor tenía una papelera y un dispensador de clinex, tiraron el preservativo a la basura y ella le dijo:
-He esperado esto los últimos dos meses y quiero que sepas que ha merecido la pena esperalos- Se acercó a su oido y le susurró- Te quiero

Nuevo ayudante

Hola bloggeras:
Tengo una buena noticia que contaros, la semana pasada conseguí un nuevo ayudante que va a escribir conmigo en el blog a partir de ahora, espero que os guste lo que escribe y que disfrutéis leyendo lo que escribe tanto como yo.

jueves, 5 de abril de 2012

Capítulo 1


-No te entiendo mamá, parece que la envidias, si no, no me explico por qué quieres que haga eso.
-No te pido nada mi vida, sólo quiero que lances una flecha oxidada a una muchachita así se enamorará del hombre más feo del mundo.
-Pero sigo sin entender por qué tú quieres eso, ella no te ha hecho nada.
- ¿Tanto te cuesta obedecer? , solo es un pequeño favor de nada además que más da, haremos a un hombre feliz y ella también será feliz al ser correspondida. Venga cariño hazlo por mí, por favor.
-Está bien mamá, pero quiero que sepas que no estoy para nada de acuerdo, en mi opinión es un castigo que no debería recibir, y menos aún por un capricho que no tiene sentido.
Eros siempre había vivido a las órdenes de su madre, y Afrodita jamás veía fin en esas órdenes nunca se cansaba de usar a su hijo a su antojo como si no fuera más que su títere. Pero él no podía decirle que no a ella, al fin y al cabo ella le había criado y le había dado amor cuando nadie más lo había hecho, lo cual para ser el dios del amor era bastante triste teniendo en cuenta que podía hacer y deshacer parejas a su antojo, pero él bien sabía que lo que él daba no era verdadero amor, aunque no había experimentado el amor en sus carnes había vivido los finales trágicos de aquellos que alguna vez le había pedido ayuda. Ahora iba a hacer desgraciada a una mujer que no había hecho nada sólo porque, en su opinión su madre tenía envidia de ella, ya que por muchos se la considera la mujer más guapa de su tierra.
Eros se colocó sobre un árbol para poder lanzar la flecha, pero cuando el arco estaba ya tensado y listo para lanzar la flecha, vio que del rostro de ella caían lágrimas y sin poder evitarlo dejó de apuntarle para observarla allí en el centro de la llanura con un vestido que bien podrían haber cosido los dioses. Eros jamás se imagino cuando la veía desde el monte Olimpo que pudiera ser tan bella, ahora entendía a su madre y a la vez la odiaba por querer hacerla daño. Sus ojos claros de color verde miraron hacia donde él estaba escondido, Eros sabiendo el peligro que corría si ella le encontraba allí mirándola de la forma en que lo estaba haciendo, y aunque se escondió un poco más, pero no pudo parar de mirarla. De repente ella habló entre sollozos
-Por qué tiene que estar pasando esto, madre no se merece estar mal y menos ahora que todo empezaba a ir bien por fin- De repente su voz se desvaneció y ella se hecho a llorar con desesperación
Eros desde la distancia pudo ver como unos hombres armados se acercaban a ella sigilosamente. Sin poderlo evitar corrió hacia ella y agarrándola la trasladó a su palacio. Eso la mantendría mareada más de media hora, y no sabía como reaccionaría si cuando recobrara toda su lucidez le viera  a él allí, pero la reacción que más temía era la de su madre cuando se enterara de lo sucedido.
Eros se acercó sin poder creer la belleza de esta mortal ahora que ella estaba medio inconsciente por el mareo pudo acercarse sin miedo a que ella le viera. Cuanto más se acercaba más necesidades sentía de acariciarla y de estar lo más cerca posible. Pero sabía que no estaba bien y que no debía hacer eso el solo daba "amor" pero le estaba prohibido enamorarse, ya que si lo hacía sentiría dolor al cumplir sus funciones y al hacer a alguien infeliz para el resto de su vida y aunque ahora era consciente de esto no sabía realmente lo que estas personas se perdían, todo cambiaría si el se enamorara. Psique no era la mujer para él tenía que mentalizarse, además no la conocía no sabía nada de ella y no entendía la razón de estas nuevas chifladuras que ahora le rondaban la cabeza, mejor sería olvidarse de todo y dejarlo estar. Lo que sentía por Psique sólo era atracción , atracción que tantas otras veces había sentido por otras mortales, pero sin duda Psique era la más bella de todas, de las mortales que había conocido ninguna podía siquiera soñar con la belleza de Psique, sus finos rasgos y aquellos ojos verdes que ahora estaban cerrados le recordaban a su madre y su cuerpo voluptuoso le llevaría a cualquier hombre a soñar con el Olimpo, y no es que el lo necesitara vivía en el Olimpo, pero aun así sabía que ella podía hacer realidad todas y cada una de sus fantasías.
De repente escuchó a un grito que podía reconocer perfectamente, era la voz de su madre llamándolo en la lejanía. Su voz aún sonaba distante pero Eros no podía permitir que su madre viera a Psique allí en sus aposentos se pondría extremadamente furiosa solo de saber que el no había hecho lo que ella le había pedido a si  que no podía imaginar como actuaría si supiera donde se encontraba Psique en esos momentos. Eros se desplazó hasta la sala contigua justo en el momento en que su madre entraba por la puerta del recibidor donde se encontraba él.
-¿Por qué tardas tanto?, ¿Has hecho lo que te mande?
-Mamá por favor las preguntas de una en una.
Justo en ese momento en la habitación contigua Psique recuperaba la consciencia y los primeros pensamientos que pasaban por su cabeza eran de desconcierto; ¿Donde estaba? y lo más importante ¿Qué hacia allí 



miércoles, 4 de abril de 2012

Presentación

Hola bloggera:
    Antes de decir nada quiero darte las gracias por haber entrado en mi blog y por estar leyendo esto. Si sigues leyendo encontraras un mundo donde la mitología y el amor van de la mano. Si eres amante de la mitología tengo que advertirte que mis historias son versiones nuevas de la mitología y solo se asemejan a ella en lo indispensable. 
   Mi proyecto en el que estoy escribiendo ahora mismo es la historia de Eros y Psique pero influida por la novela romántica de Sherrilyn Kenyon aunque por desgracia mi manera de escribir ni se acerca a la de ella.
   Gracias por leer y espero que sigas leyendo